Pinturas murales de Nosa Señora das Virtudes, la muerte viva.

En la alta edad Media las gentes vivían en un periodo de incerteza y extrema aprehensión, lo que motivo un enfermizo crecimiento del fervor religioso entre aquellos que buscaban desesperadamente la salvación de sus almas.

La muerte viva, alegoría de la peste.

No lo sabían, pero el clima estaba cambiando. Comenzaba la Pequeña Edad de Hielo, que desde mediados del siglo XIV y hasta finales del siglo XVII hizo descender bruscamente las temperaturas del planeta 1º C como término medio, y de 4º a 5º C en los periodos más intensos. En estos períodos, los duros inviernos dieron paso a frías y lluviosas primaveras y cortos veranos, que se saldaron con malas cosechas. La crisis climática dio paso a la crisis demográfica, las hambrunas y las epidemias dieron paso a la peste negra y todo ello, unido a las guerras de la época, provocó una sangría en la población europea en general, y también de Arante.

El miedo y la preocupación se apoderó de la gente, multiplicándose las misas de difuntos, las limosnas y también las procesiones espirituales, organizadas por la iglesia para frenar el ímpetu del frío. La intensa fascinación por lo macabro fue una característica en las manifestaciones artísticas los siglos finales de la Edad Media en toda Europa. Es en este período cronológico, que coincide con el reinado de los Reyes Católicos cuando se ejecutan, en la línea de la tradición expuesta y siguiendo las pautas del gótico, las representaciones de la Muerte Triunfante, que persisten hasta hoy en Galicia en los conjuntos pictóricos desplegados en los muros interiores de cuatro iglesias románicas: Sta. María de Abades (Silleda, Pontevedra), Sta. María de Cuiña (Oza dos Ríos, A Coruña), S. Xulián de Moraime (Muxía, A Coruña), Sta. María de Mosteiro (Guntín, Lugo) y en la capilla gótica de Nosa Señora da Ponte en Arante.

Tras la descripción de las pinturas situadas en los laterales de los muros, en el norte, las imágenes marianas y en el sur, el exvoto marinero, avanzamos hacia el ábside. En el arco triunfal gótico, aparecen dos dragones, con motivos vegetales. 

Dragones y motivos florales en el arco triunfal.
En la parte interna de la pilastra que sostiene dicho arco, por el lado sur; un hombre rico, lujosamente vestido e tocado, parece ofrecer inútilmente un saco lleno de monedas, manifestando la impotencia del hombre rico, enfrentado a una muerte insobornable.

Hombre ofreciendo su riqueza a la muerte.

Frente a la figura de la Riqueza, en la pilastra del muro norte se muestra la Muerte, un esqueleto parece presentar un corazón (imagen en la cabecera), un cadáver activo a pesar de su estado de su estado de descomposición, los miembros consumidos, motivo hablante que resumía en si mismo la pavorosa idea de la Muerte viva. La muerte tensa su arco, la flecha a punto de ser lanzada es, desde muy antiguo la más directa representación simbólica de la muerte. 

 La disposición de la Muerte en el interior de la iglesia, en el citado espacio arquitectónico, refuerza aún más el mensaje que se pretendía transmitir por medio de la imagen. La Muerte se sitúa en la nave, en el espacio destinado al fiel, para que este no pueda eludir su presencia. Siempre a la izquierda, orientada al Norte, donde reina el demonio, el frío y las tinieblas. Desde antiguo se han asociado los puntos cardinales del norte y oeste con la oscuridad, la muerte y el demonio, mientras que la vinculación del sur y del este es con la luz, la vida y la divinidad.


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Fuentes: 

VV.AA. Nosa Señora das Virtudes da Ponte, Arante - Ribadeo. Cuadernos de Investigación del IES DIONISIO GAMALLO FIERROS de Ribadeo, nº 6 (2ª Edición). 2005.

GEOHISTORIACT. "Una pequeña edad de hielo". Sitio web: geohistoriact.wordpress.com. Blog de estudiantes de Geografía e Historia UNED Cartagena. Entrada del día 5 de diciembre de 2011. Consultada el 15 de febrero de 2013. URL: http://geohistoriact.wordpress.com/2011/12/05/una-pequena-edad-de-hielo/

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