San Ciprián vs. San Cibrao.

Para la Exposición Iberoamericana de 1929 se construyó en el Parque de María Luisa de Sevilla la Plaza de España. En las paredes de la plaza se encuentra una serie de bancos en los que se representan las provincias españolas, con su escudo, un mapa y un paño de azulejo con un hecho histórico. En el correspondiente a la provincia de Lugo aparecen algunas poblaciones mariñanas, y entre ellas, San Ciprián.

Mapa de la provincia de Lugo en paño de azulejo, en la plaza de España de Sevilla.

Este mapa me va a servir de excusa para hablar de un hecho curioso que ocurre en este pintoresco pueblo que se levanta sobre una península, y es la manera de denominarlo. Según la ley de Normalización Ligüística de 1983, "los topónimos de Galicia tendrán como única forma oficial la gallega" pero es muy llamativo que seamos los de fuera los únicos que utilizamos el término San Cibrao mientras que la mayor parte de los oriundos utilizan la forma castellana. Sin embargo, en otras localidades mariñanas se utiliza preferentemente el topónimo en gallego.

Manuel Berro Quelle, en su libro "San Ciprián, parroquia de Lieiro" aborda con profundidad la cuestión sobre la utilización adecuada del topónimo. Estudia la evolución etimológica del mismo desde el término latino Sanctus Ciprianus, primera referencia escrita en un documento conservado en el archivo de la catedral de Mondoñedo en el que se alude a la ermita que hay en el Puerto de Arriba, construida por los marineros en ofrenda al santo que escogerán como su patrón y que dio origen al nombre actual de la villa.

Afirma que, a medida que las lenguas romances sustituyeron al latín, las palabras fueron cambiándose a medida que avanzaban los nuevos idiomas dentro de la sociedad. Así, el nombre latino se convirtió en la Baja Edad Media o en el Renacimiento en el gallego San Cibrao, como se refleja en todos los textos de la época.

En cambio, a partir del siglo XVI vuelve a recogerse en los escritos las variantes castellanas San Cyprián, San Cebrián o San Cibrián. Berro Quelle establece dos hipótesis, la primera vendría dada por la política centralista iniciada por los Reyes Católicos, lo que conllevaría que el gallego dejara de tener la importancia que tenía y que además fuera tratado como una lengua vulgar, ya que los nobles e hidalgos hablaban castellano, así como los escribanos y la clase alta, que eran los que sabían escribir. Pero como esto fue igual para toda Galicia y hay pueblos que conservan el topónimo gallego establece una segunda posibilidad, y es que por ser un puerto fuera muy visitado por marineros y balleneros vascos y cántabros, que se refirieran al pueblo por el nombre en castellano, que tendría su homónimo en sus tierras puesto que el nombre del obispo de Cartago fue escogido para muchos poblamientos.

Concluye Berro Quelle que el nombre de San Ciprián se viene utilizando desde hace más de tres siglos, por lo menos en la forma escrita, aunque probablemente en la lengua hablada del pueblo, en las clases bajas, siguiese empleándose algún tiempo la forma San Cibrao. En cualquier caso, hoy ni los más viejos del lugar tienen noticia de que se le llamase así, y si alguien lo sabía era porque había leído un texto anterior al siglo XVII, por lo que piensa que sería un error intentar llamar a un pueblo de manera desconocida para sus pobladores. Y aunque otros topónimos gallegos como Xove, Viveiro, Valadouro... se han vuelto a emplear a partir de la ley de Normalización Lingüística, y que aunque se escribían con grafía castellana (Jove, Vivero, Valle de Oro...), en el habla y en el pensamiento de la gente del lugar no había otra cosa que la variante gallega.

Cuando comencé a veranear en el pueblo lo nombraba en gallego ya que así se mostraba en todos los indicadores, ahora que resido cuando puedo me refiero al mismo como lo nombran sus vecinos.

El banco de Lugo, con la escena histórica, el escudo y mapa.

Fuentes:

BERRO QUELLE, M. San Ciprián, parroquia de Lieiro. Ediciones do Castro. 1989.

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