El autor

Antonio Herrera (Madrid, 1970) es un enamorado de la Mariña. La primera vez que pisó San Ciprián, junto a su familia, fue en el 2006 por la recomendación de un amigo. Desde entonces, sus vacaciones están bañadas por el Cantábrico, entre las islas de Os Farallóns y Sargadelos, y en la maleta siempre guarda un hueco para su cámara.

Pero su interés por la fotografía empezó mucho antes. En el año 1992, un regalo de enamorados le lleva a ver el mundo a través de un objetivo. Eran tiempos de las Zenit, de números guía, trabajo manual y fotos en blanco y negro. Una época puramente autodidacta, si acaso con la ayuda de manuales especializados, que posteriormente pule formándose como técnico superior en Imagen.

Con la llegada de la tecnología digital se adapta a los nuevos tiempos, pero su forma de trabajar, sus rutinas y su estilo son los típicos de un fotógrafo de la vieja escuela, que mantiene la pureza de lo que la escena ofrece, sin añadidos y apenas edición.



Autorretrato en la Poza de la Ferida.